(Diálogo Zoo-sicológico )
GATO.-.(A poca distancia del perro, arqueado el lomo, semi de lado, la cola hecha un interrogante, y los pelos en punta) Puffl... ¡huiijjj... Se me erizan los pelos de solo mirarte!
PERRO-(sentado en sus dos patas traseras, tranquilo, de frente, con Ia cola estirada a todo el largo,a modo de punto admíratívo.) Ya estás ahí otra vez, ya vienes a buscarme camorra.
Tú no pierdes ocasión para provocarme, a pesar de la paciencia que contigo gasto y del desdén con que te miro. No comprendo el motivo del odio que me demuestras.
GATO.-(Siempre de lado y bajando algo el lomo y los pelos) ¡Qué me importa que no me comprendas! me pone nervioso verte siempre con esé aire de hipócrita servil, que hace que el amo te distinga con su cariño. Te encuentro muy antipático;y te lo digo, porque soy franco, al revés de tí.
PERRO.-Muchas gracias, tigrecito; veo que estás inflado de envidia por mis naturales y reconocidas cualidades.
Dices que no sientes simpatias por mí; pero, para ser tan franco como pretendes ser, deberías añadir que tampoco la sientes por nadie. Tus simpatías son momentáneas y únicamente con los objetos que pueden proporcionarte alguna comodidad, placer o calor... ¡y con la buena comida!. Eres un refinado egoísta.
GATO.-(Dando algunos pasos y acercandose al perro, con el lomo y Ios pelos bajos) No eres poco astuto para callar tu linaje y hablar del mío. Parece que ignoras que hay mucha mayor distancia del tigre a mi, que del lobo a ti, bribón.
PERRO.-(Siempre en la misma actitud y calma.) En cuanto a eso, astuto compañero mío, no hay quien te iguale, si no el zorro. Muchas véces te hé observado con el rabillo del ojo, y me he convencido de que los disimulos que usas para hacerte el indiferente o el dormido, son puras tretas para robar con.toda cautela, apenas los amos dan vuélta las espaldas.
Por éso, síempre oigo que dicen: ¡no hay que descuidarse con el gato!; porque amigo, la verdad sea dicha: ¡eres muy ratero!... no de ratas o ratones, eso es sólo un pretéxto; y si no los cazas..¡menos podrás comerlos!
GATO.-Veo que lo único que te induce a hablar de esa manera es la envidia y el hambre. Es
sabido que los perros no se llenan nunca; tú conoces por experiencia propia el hambre canina. ¡y cómo van a llenarse jamás los perros, si comen con tanta... humildad, y esperan con tanta paciencia las sobras que el amo les tira!
Yo, por mis dotes naturales me dedico con gusto a la cinegética, deporte al cual los hombres le dan mucha importancia. Así me proporciono mi comida con mi propio esfuerzo. Aprovecha, si eres capaz, la gratuita lección de libertad que te doy.
PERRO .- Si pudiese soltár una carcajada, me reirla de buena gana: ¡llamar libertad a la
desvergüenza o sínvergüenzura más descarada!
Cierto es que eres libre de entrar y salir por todas las habitaciones de la casa, y aún por los techos de las casas vecinas, para ahuyentar o cazar los ratones, según dicen, pero no es menos cierto que, a menudo, te arrojan por la fuerza de limpios y cómodos sitios..
los que en manera alguna se han hecho para tí. Y ésto, sin contar los sustos y las palizas que te llevas, cuando, a pesar de cerrar los ojos con languidez y de rúnrunear, como si durmieses, luego te.pillan in fraganti en algún robo, "mi libre amigo". Y ahora: ¿quién es el hipócrita, y dónde está esa decantada libertad, eh?
GATO.- (Se para, se yergue, y, retrocediendo algunos pasos, se expresa con cierto énfasis:) Mi libertad, como toda libertad, no está excenta de peligros, es cierto; pero, yo lucho por mejorar mi condición, mientras que tú... tú te conformas con llevar, - con aire de bobo y, a menudo, con tamaña lengua afuera- esa estúpida y clásica vida de perro, que sería denigrante para cualquier gato...!
Si no fueras un simple perro te atreverías a no ser cobarde y mejorarías de condición!
PERRO.-(Con ademán enérgico y dando fuertes golpes en eI suelo con su cola). El cobarde eres tú, que huyes, más ligero que un gamo, al menor asomo de peligro, y que obras siempre encubiertarnente...
A mi no se me tuercen las narices; tengo buen olfato, y te conozco muy bien para saber que no alcanzarás a comprenderme jamás, porque hay mucha distancia de un fiel y altruista perro a un desleal, indiferente y egoísta gato.
La confianza que el amo tiene puesta en mí, me compensa de las amarguras de la vlda, y yo correspondo el honor que me hace, llamándome su fiel compañero, sirviéndolo con humildad y honradez. ¿Puedes tú decir otro tanto, cuando te llaman perezoso y ladrón?
GATO.- ¡Vaya, si no!; siempre oigo decir al amo: Sin gato no se puede vivir; nos comerían los ratones. ¿Has oído tú decir alguna vez: sin perro no se puede vivir? Y si mi amo no puede vivir sin mi, justo es que yo me pague de su necesidad dándome buena vida.
¡Yo no tengo un pelo de leso!
PERRO.-(Meneando la cabeza con aire de duda) Ese sofisma de tu caletre es, hablando en plata, pura argucia gatuna. A tí se te sustituye, y con bastante ventaja, con una gran variedad de trampas... A mí no; soy indispensable para guardar una casa, por grande que esta sea, y mucho más si es de campo.
Espanto a los nocturnos ladrones con mis ladridos; y, éstos no se ahullentan tan fácilmente como las tfmidas ratas, amigo!
GATO.- (Con burla). Ahora comprendo, señor mío, por qué ladras la noche entera; yo creía que de hambre le ladrabas a la luna, tomándola por un queso... lejos de tu hocico.
¡Fresco estaría yo si no aprovechase dormir de día!. Te aconsejo más discreción, menos ruido... ya sabes: "perro que ladra, no muerde".
En cuanto a las trampas, me tienen sin cuidado; el hombre las arma para los ratones, pero sin resultados positivos, porque si llega a caer uno de esos animalitos, cuesta para que caigan dos. Ellos también se defienden y toman sus precauciones; ¡no es tan fácil cazarlos!
PERRO.-(acercándose aI gato en actítud hostíl). Te das muchas ínfulas, canalla; no es tanto lo que cazas, ¡es mucho más lo qué robas y duermes! ¡Cuántas veces no he visto pasar los ratones por encima de ti , y tú, como si tál!... (Acalorándose) Lo que tú deseas es probar mis afilados dientes; y yo -cuando se trata de un bribón como tú .. pierdo la paciencia y lo hago callar en un santiamén.
GATO.-(Dando un brinco, se retira y queda en atitud de escapar) Eso no sería antes de que tú hubieses probado mis uñas; te conozco: "a otro perro con ese hueso"
PERRO.-(Se abalanza sobre el gato y alcanza a darle un tarascón en una pata) ¡Ahora verás, maldito si ladro y no muerdo, bauuuh; arranca, ruín, ántes que te mate!
GATO.- (Con orejas, lomo, y pelos erizados corre a escape, luego se para, vuelve Ia cabeza, mira aI perro con odio, mostrándole toda la dentadura) iAsesino!, cobárde; miauuu! huiiijj !!(Después, echa a correr desenfrenadamente como un loco).
PERRO.- (Deja pasar un rato, se queda pensativo, luego se tiende con la cabeza apoyada en el suelo, mirando en dírección hacia donde escapó el gato)
¡Qué sería de este mundo... y de los perros... si todos tubiésemos el criterio de ese hipócrita, egoísta y ladrón!.,.
LUCÍA VANINI SILVA
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